80 años después


80 años después en España continua existiendo un absurdo régimen monárquico que vulnera de raíz el principio democrático. El personaje que ostenta la jefatura del Estado fue designado por el anterior dictador asesino que gobernó el país con una violenta mano de hierro durante casi cuarenta años. La institución monárquica recibe la protección del Código Penal y del silencio cómplice de los principales medios de comunicación ante cualquier tipo de cuestionamiento acerca de su legitimidad y de su comportamiento.

80 años después en nuestro país no hay una ley electoral justa que refleje la pluralidad de ideas de nuestra sociedad sino que nos vemos abocados a un bipartidismo irreal y empobrecedor que va alejando a los representantes políticos de los ciudadanos que pretenden representar.

80 años después miles de defensores del régimen legítimo de la República siguen esperando bajo tierra por fosas y cunetas para recibir un digno y merecidísimo homenaje de sus familias y de todos aquellos que pensamos que su causa fue la más hermosa que se ha defendido en nuestro país. Los sucesivos gobiernos democráticos no han dado respuestas convincentes a esta demanda buscando que el tiempo, la indiferencia y el olvido terminen la labor que el fascismo comenzó.

80 años después, la educación en España no termina de ser una prioridad para los que gobiernan sino una herramienta de poder y de lucha partidista sin pensar en los verdaderos destinatarios de la enseñanza: unas futuras generaciones con formación adecuada a los tiempos y con capacidad crítica frente a lo que le ofrece esta sociedad de consumo.

80 años después, la Universidad es objeto de los afanes especulativos del mundo de la empresa y las finanzas para convertirla en una pieza más en la búsqueda de beneficios para unos pocos que decidirán que interesa estudiar e investigar.

80 años después, los poderes económicos y sociales están aprovechando la terrible crisis que ellos provocaron con su irresponsable comportamiento para acabar con el escasísimo estado social que se consiguió gracias a la lucha de muchos ciudadanos a lo largo de los años. Casi cinco millones de parados son el producto de esta desigual batalla en la que el gobierno actúa como arbitro absolutamente parcial.

80 años después la jerarquía católica se empeña en mantener parcelas de poder mientras sigue sin asumir que se esfuma su influencia en la sociedad.

…Y sin embargo, 80 años después, muchos y muchas estamos empeñados en que se hagan realidad muchos sueños pendientes desde aquel 14 de abril de 1931. Los españoles nos lo debemos a nosotros mismos.

80 años después, España no amanecerá republicana, pero los despertadores están a punto de sonar.

¡VIVA LA REPUBLICA!



Ramón García

Izquierda Republicana Salamanca

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