Organizado por la Agrupación Provincial de Alternativa Republicana de Salamanca.
El pasado sábado 30 de julio la agrupación local de Alternativa Republicana Salamanca convocó en la Plaza del Alcalde Prieto Carrasco, en Puente Ladrillo, el acto en recuerdo del alcalde Casto Prieto Carrasco y de las más de 1000 víctimas mortales de la represión franquista en Salamanca.
Agradecemos su presencia a los asistentes de diferentes colectivos y asociaciones, especialmente a los concejales Josefa Mena (PSOE) Almudena Timón (PSOE) y Gabriel Risco (Ganemos Salamanca) como representantes institucionales del Ayuntamiento, lamentando un año más la ausencia del alcalde del PP Alfonso Fernández Mañueco.
En el acto se ha realizado una ofrenda floral a las víctimas en la placa dedicada a los miembros represaliados de la corporación municipal, se han leído poemas y extractos del diario de Casto Prieto en sus últimos días de vida, detenido en la prisión de Salamanca y se ha pronunciado un manifiesto por el mantenimiento de la memoria histórica en Salamanca, en recuerdo de las víctimas y por la eliminación de los símbolos franquistas en la ciudad.
Intervención de Alternativa Republicana
Desde septiembre de 2012 esta placa conmemorativa le reconoce junto con otros tres concejales de la Corporación municipal republicana: Manuel de Alba Ratero, Luis Maldonado Bomati y Casimiro Paredes Mier.
Aunque Salamanca no fue campo de batalla, más de mil personas fueron víctimas de la represión franquista en nuestra ciudad y provincia.
Desde Alternativa Republicana entendemos que el homenaje que se tributa hoy a las víctimas de la represión franquista debería ser un homenaje institucional organizado por el propio Ayuntamiento de Salamanca de forma periódica reconociendo la dignidad de dichas víctimas entre las que se cuenta el que fue alcalde de la ciudad.
No podemos dejar de hacer referencia a que también se cumplen 80 años del golpe de estado que interrumpió violentamente el proceso democrático y la legalidad de la II República. En nuestro país, desde ciertas instancias de poder, todavía se trata de poner en pie de igualdad a los que defendían el régimen legítimo frente a los que se sublevaron contra él por la fuerza de las armas y la imposición del terror. Algo inaceptable desde nuestro punto de vista.
Los años transcurren y nos sigue insultando la presencia del medallón del dictador Francisco Franco en la Plaza Mayor, nuestro espacio común de convivencia. No nos olvidamos tampoco de otros símbolos de exaltación de su régimen que jalonan todavía nuestra ciudad.
Por el contrario no existe ni placa ni indicación alguna en la Plaza Mayor sobre el terrible episodio del Tiro de la Plaza acontecido el 19 de julio de 1936 con el resultado de doce personas asesinadas, las primeras víctimas mortales del franquismo en Salamanca. En muchos países de nuestro entorno, esta circunstancia estaría señalada en su geografía urbana. Instamos por ello al Ayuntamiento para que obre en consecuencia. También deberían ser indicados otros lugares de memoria de nuestra ciudad como la antigua cárcel (hoy centro cultural DA2) en la que Casto Prieto y muchos otros pasaron sus últimas horas. Es el mismo caso del que fuera Cuartel de Falange en el paseo de San Antonio, donde diversos testimonios sitúan aquí torturas y asesinatos cometidos por los falangistas, incluyendo a niños.
Tampoco queremos que este homenaje se limite a mirar al pasado dramático que se conmemora. La figura de Casto Prieto y de sus compañeros de Corporación municipal nos habla de la dignidad del ejercicio de la política cuando se realiza desde el compromiso honesto por atender al bien común y a las necesidades de la sociedad. Su ejemplo es un referente en estos tiempos en los que las actitudes de algunos personajes que confunden los intereses particulares con el interés público han contribuido a un descrédito de la política de consecuencias sumamente preocupantes.
Por otro lado, se suceden en Europa y en el mundo graves acontecimientos de violencia política ya sea en conflictos bélicos no declarados o en atentados indiscriminados. Se agitan viejos fantasmas del terror, del miedo, de la xenofobia y del fanatismo para que unos pocos impongan su voluntad a la mayoría de la población tal y como lo hicieron los fascistas en nuestro país hace ochenta años.
Por ello, ahora más que nunca hay que reivindicar el valor de la razón, de la argumentación, de la democracia y de la palabra en nuestras sociedades.
La defensa y el ejercicio pacífico de los valores y derechos democráticos será el mayor de los homenajes a quienes dieron su libertad y su vida hace ochenta años.
Muchas gracias.
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